Qué es la autoestima en el desarrollo infantil
Si está de acuerdo con la afirmación de Dorothy Briggs en La autoestima de su hijo de que “la autoestima es el resorte principal que lleva a cada niño al éxito o al fracaso como ser humano”, entonces una labor crucial para todo padre y todo profesor es afirmar y fomentar la autoestima en cada niño. Como padres, nuestra responsabilidad es incluso mayor que la de los profesores, que nos siguen muy de cerca, porque somos la influencia más significativa en la vida de nuestros hijos. El libro de Aspy y Roebuck, Kid’s Don’t Learn from People They Don’t Like, sugiere que la forma en que vemos, valoramos y tratamos a los niños afecta a cuánto aprenden de nosotros.
La autoestima proviene de aprender a aceptar quiénes somos, viendo las insuficiencias y, aun así, eligiendo gustarnos a nosotros mismos. La autoestima de cada niño crece con cada experiencia de interacciones satisfactorias a través de palabras positivas. Es importante hacer que el niño crea que puede manejar su vida y manejarla bien. Según Madelyn Swift, nuestra salud emocional depende de nuestra autoestima. Gustarnos a nosotros mismos y sentirnos capaces son los cimientos sobre los que descansa la salud emocional.
Importancia de la autoestima en los estudiantes
Todos los niños tienen momentos en los que se enfrentan a retos, a la presión de sus compañeros o experimentan cosas nuevas, y pueden empezar a perder la confianza en sí mismos o a cuestionarse su autoestima. En la vida de un niño habrá altibajos. A veces tendrán dificultades.
Los ingredientes clave para desarrollar una autoestima sana son fijarse objetivos, asumir responsabilidades, llevar a cabo las tareas y celebrar el éxito. Un niño debe ser capaz de imaginar el éxito y saber cuándo lo ha conseguido.
Las personas con una autoestima más alta tienen más facilidad para hacer amistades, mantenerlas y controlar la presión de grupo. Son más resistentes a asumir expectativas poco razonables sobre su imagen corporal o a sucumbir a la presión de probar actividades de riesgo como beber alcohol, consumir drogas o escaparse de casa.
A medida que los adolescentes crecen, pueden empezar a formarse un sentido sólido de sí mismos y una identidad auténtica. Este proceso les lleva de forma natural a buscar e incluso apreciar quiénes son, qué valoran y a quién quieren en sus vidas.
Rojo: la historia de un lápiz de color
El autoconcepto y la autoestima se consideran importantes para el desarrollo y la educación de los niños. A menudo, estos dos términos se utilizan erróneamente de forma intercambiable, aunque en muchos aspectos están inextricablemente entrelazados. El autoconcepto es una categoría amplia, de la que la autoestima es un componente. El autoconcepto se refiere a las percepciones, sentimientos y actitudes que una persona tiene sobre sí misma. El autoconcepto incluye la forma en que los individuos ven sus características personales, como la empatía y el cariño, sus virtudes morales, su identidad de género, étnica y religiosa, y su apariencia física y poder social. El autoconcepto engloba el sentido de competencia en ámbitos gradualmente diferenciados, como el cognitivo, el social y el físico. Este sentimiento de competencia contribuye a la autoestima. La autoestima se refiere a las evaluaciones que los individuos hacen de sí mismos y abarca sus juicios sobre su autoestima. La autoestima es, por tanto, parte integrante del autoconcepto.
Aunque a menudo nos referimos a un nivel general de autoestima, la autoestima puede variar según el ámbito. Por ejemplo, los niños pueden tener una autoestima alta en función de sus habilidades sociales y su círculo de amigos, pero pueden tener una autoestima baja en los ámbitos académico o físico. Más concretamente, los niños pueden sentirse bien con su capacidad lectora, pero tener una autoevaluación más baja con respecto a su capacidad matemática. La baja autoestima en un ámbito, como la capacidad atlética, puede tener poco efecto en un individuo si no se considera importante en una familia, grupo de iguales o cultura concretos. Por otro lado, en familias o culturas donde las habilidades deportivas son importantes o donde las habilidades que sustentan la capacidad académica son muy valoradas, la baja autoestima en estas áreas relevantes puede tener efectos cada vez más devastadores a medida que los niños avanzan en la escuela.
Cómo mejorar la autoestima de un niño
Los niños con baja autoestima tienden a ser tímidos e introvertidos, con limitaciones autoimpuestas y una mentalidad fija. Los que tienen una autoestima alta son entusiastas, activos, sienten una mayor valía y, quizá lo más importante, se sienten cómodos con lo que son (Keshky y Samak, 2017; Dweck, 2017).
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Tener una autoestima alta nos hace sentirnos valorados, lo que aumenta nuestra confianza en nosotros mismos, nuestra capacidad de rendimiento, nuestro bienestar subjetivo y nuestra salud psicológica general. Facilita nuestro crecimiento como individuos y proporciona un amortiguador contra los contratiempos y fracasos (Ellis, 2019; Jordan, Zeigler-Hill, & Cameron, 2017).
La autoestima desempeña un papel crucial en la felicidad, el sentido de valía y el desarrollo general de los niños. Después de todo, los niños con mayor autoestima se sienten más seguros y capaces. Están orgullosos de quiénes son y de lo que consiguen y se sienten cómodos pidiendo ayuda y defendiéndose (Cunningham, 2019).
