Qué es educación psicomotriz

Aprendizaje afectivo

Las técnicas de evaluación eficaces deben ir acompañadas de buenas estrategias de enseñanza. Sin una evaluación precisa, es difícil determinar la competencia del alumno. Muchos programas siguen utilizando un enfoque subjetivo para la evaluación de las habilidades psicomotoras a pesar de que se han desarrollado instrumentos validados y fiables. Las opciones para un enfoque más estructurado de la evaluación incluyen el uso de una lista de comprobación o una escala de valoración. Los ítems de estos instrumentos pueden ser de naturaleza global (por ejemplo, evaluar habilidades aplicables a todos los procedimientos, como el respeto por los tejidos y el manejo de instrumentos) o específicos para cada procedimiento. Otros instrumentos de evaluación que pueden utilizarse para valorar las habilidades técnicas son la Evaluación Objetiva Estructurada de las Habilidades Técnicas (OSATS),8 el Sistema Inanimado de McGill para la Formación y Evaluación de las Habilidades Laparoscópicas (MISTELS),9 y el Examen de los Fundamentos de la Cirugía Laparoscópica (FLS).10 Lo ideal es un sistema de verificación de la competencia (VOP) que permita avanzar una vez que se haya demostrado la competencia en las habilidades subordinadas.11 Independientemente del tipo de instrumento seleccionado para evaluar las habilidades psicomotoras, debe dirigirse a las características y anclajes más críticos para la habilidad y el nivel del alumno. La evaluación de la parte cognitiva de la destreza psicomotriz puede evaluarse del mismo modo que otras pruebas cognitivas. Una evaluación coherente y precisa es necesaria para garantizar la competencia quirúrgica en las habilidades técnicas.

Cognitivo afectivo psicomotor

Desde la concepción hasta los 3 años, el desarrollo físico del cerebro avanza a un ritmo extraordinario. El volumen total del cerebro, por ejemplo, se duplica en el primer año de vida y alcanza el 72% del tamaño adulto. Al tercer año, el cerebro tiene más de 100.000 millones de neuronas y cada neurona desarrolla una media de 15.000 sinapsis, lo que prepara el terreno para el desarrollo a un ritmo exponencial en todos los ámbitos, incluidos el motor (grueso y fino), cognitivo, lingüístico, social y emocional. El desarrollo de un niño es un proceso de evolución de la inmadurez a la madurez, de un estado de falta de control a un control total sobre sí mismo y sobre el entorno. Detrás de este complejo proceso hay numerosos factores biológicos y ambientales en juego: habilidades de crianza bien afinadas, cuidado de los hijos, nutrición y actividades psicomotoras para los niños, factores primarios que contribuyen en gran medida a promover el desarrollo de un niño y a la realización de su pleno potencial.

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Cada niño pasa por varias etapas de crecimiento. Aunque el patrón de crecimiento es el mismo entre los distintos niños, algunos pasarán por una fase rápidamente, mientras que otros pueden tardar un poco más en desarrollarse. De ahí que los padres deban asegurarse de que se alcanzan los tres dominios del desarrollo, el psicomotor (físico), el cognitivo (pensamiento) y el afectivo (emociones o sentimientos).  La estimulación psicomotriz es una actividad física que implica movimientos programados para aumentar la capacidad de coordinación, manipulación y destreza del niño. Los primeros años de vida del niño son los más importantes para desarrollar y practicar estas habilidades motoras.

Aprendizaje y movimiento

El aprendizaje psicomotor es la relación entre las funciones cognitivas y el movimiento físico. El aprendizaje psicomotor se demuestra mediante habilidades físicas como el movimiento, la coordinación, la manipulación, la destreza, la gracia, la fuerza, la velocidad, acciones que demuestran la motricidad fina o gruesa, como el uso de instrumentos o herramientas de precisión, y la marcha. Los deportes y la danza son los ámbitos más ricos en psicomotricidad gruesa.

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Los ejemplos conductuales incluyen conducir un coche, lanzar una pelota y tocar un instrumento musical. En la investigación sobre el aprendizaje psicomotor, se presta atención al aprendizaje de la actividad coordinada en la que intervienen los brazos, las manos, los dedos y los pies, mientras que no se hace hincapié en los procesos verbales[1].

Según el modelo de tres etapas de Paul Fitts y Michael Posner, en el aprendizaje de la psicomotricidad, los individuos progresan a través de las etapas cognitiva, asociativa y autonómica[2] La etapa cognitiva está marcada por movimientos torpes y lentos que el alumno intenta controlar. El alumno tiene que pensar en cada movimiento antes de intentarlo. En la etapa asociativa, el alumno pasa menos tiempo pensando en cada detalle, pero los movimientos aún no son una parte permanente del cerebro. En la etapa autónoma, el alumno puede perfeccionar la habilidad mediante la práctica, pero ya no necesita pensar en el movimiento[3].

Habilidades psicomotrices

Para el desarrollo psicomotor de nuestros alumnos, en la Escuela Infantil Ágora Patufet utilizamos una metodología activa, creativa e integral que convierte nuestro día a día en un entorno vivencial en el que los alumnos aprenden competencias, habilidades, hábitos y actitudes que facilitan su posterior adaptación a la Educación Primaria. Educamos a través del juego y el movimiento, con espacios de juego libre donde puedan expresarse y reconocer sus emociones y sentimientos. En Agora Patufet no dirigimos su aprendizaje: los niños son los dueños de su propio camino, descubriendo su entorno, sus propias capacidades y sus relaciones con los demás y consigo mismos. El desarrollo psicomotor les permite cultivar su capacidad perceptiva, crear y desarrollar su imagen corporal, y expresarse mediante la acción creativa y las emociones.

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Gracias al desarrollo psicomotor, los niños establecen las bases de todo el proceso educativo. En nuestra escuela infantil, los niños vivirán una de las etapas educativas más fundamentales, que experimentarán como personas activas y protagonistas de su propio desarrollo, personas a las que se escucha y cuyo potencial se fomenta para que puedan descubrir el mundo. A través de la psicomotricidad tenemos en cuenta las necesidades de cada alumno y de cada edad, con actividades adaptadas a cada grupo y a cada niño, para guiarles y acompañarles en su crecimiento personal y educativo.

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