Por qué la educación emocional

Actividades para utilizar el aprendizaje socio-emocional

Los niños del jardín de infancia de Thomas O’Donnell están entusiasmados con la lectura de Twiggle, la tortuga antropomórfica. “¿Quién puede decirme por qué Twiggle está triste?”, pregunta O’Donnell a su clase en la escuela primaria Matthew Henson de Baltimore. “Porque no tiene amigos”, dice un alumno. ¿Y cómo mira la gente cuando está triste? “¡Miran hacia abajo!”, grita toda la clase. Sí, Twiggle está solo. Pero, finalmente, se hace amigo de un erizo, un pato y un perro. Y por el camino, aprende a jugar, ayudar y compartir.

Estas son habilidades cruciales que todos necesitamos aprender, incluso en preescolar y en el jardín de infancia. Y el sentido común -junto con un creciente número de investigaciones- demuestra que el dominio de las habilidades sociales a una edad temprana puede ayudar a las personas a mantenerse alejadas de los problemas durante toda su vida adulta. Así pues, ¿no deberían las escuelas enseñar a los niños sobre las emociones y la negociación de conflictos del mismo modo que enseñan matemáticas y lectura? Los creadores de la tortuga Twiggle dicen que la respuesta es sí. Inteligencia emocional 101 Twiggle forma parte de un programa llamado Promoting Alternative Thinking Strategies, o PATHS. Está diseñado para ayudar a los niños pequeños a reconocer y expresar sus emociones.

Emociones y memoria

Definimos el aprendizaje social y emocional (SEL) como una parte integral de la educación y el desarrollo humano. El SEL es el proceso a través del cual todos los jóvenes y adultos adquieren y aplican los conocimientos, las habilidades y las actitudes para desarrollar identidades saludables, gestionar las emociones y alcanzar objetivos personales y colectivos, sentir y mostrar empatía por los demás, establecer y mantener relaciones de apoyo y tomar decisiones responsables y solidarias.

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El programa SEL fomenta la equidad y la excelencia educativas a través de auténticas asociaciones entre la escuela, la familia y la comunidad para establecer entornos y experiencias de aprendizaje que incluyan relaciones de confianza y colaboración, un plan de estudios y una instrucción rigurosos y significativos, y una evaluación continua. El SEL puede ayudar a abordar diversas formas de desigualdad y capacitar a los jóvenes y a los adultos para co-crear escuelas prósperas y contribuir a comunidades seguras, saludables y justas.

El SEL marca la diferencia. Lo sabemos por la investigación, que demuestra que una educación que promueve la SEL tiene un impacto positivo en una amplia gama de resultados, incluyendo el rendimiento académico, las relaciones saludables, el bienestar mental, y más.

Resultados del aprendizaje social y emocional

Hace poco hablé con varios educadores sobre el impacto del SEL en ellos mismos y en sus alumnos. Lo que me contaron reveló el potencial del SEL para transformar no sólo a las personas, sino también a la propia educación.

Cuando los educadores comienzan a utilizar el SEL en el aula, a veces el resultado más sorprendente es cómo cambian personalmente. A menos que un profesor sea un autómata, enseñar a los alumnos habilidades emocionales y relacionales obliga a un profesor a reflexionar sobre sus propias competencias socioemocionales, a veces tanto dentro como fuera del aula.

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La educadora de primaria Patricia Morris descubrió que había cambiado significativamente como resultado del uso de SEL en su aula. “Soy más tranquila, más paciente, más amable y mucho menos controladora”, describió Patricia. “Estoy más centrada y soy capaz de dejar pasar pequeñas cosas que antes me habrían vuelto loca. También estoy más dispuesta a buscar las razones que hay detrás de las cosas que suceden. Y me he vuelto más optimista, así que cuando ocurre algo terrible, intento ver qué puede salir de ello.”

La capacidad de apoyar y promover el bienestar y el crecimiento emocional de cada niño

Desde la pandemia, se ha hablado mucho de ayudar a los niños a “ponerse al día” con las lecciones que se perdieron en los cierres. Pero el secreto para mejorar el aprendizaje no son las horas extra frente a los libros de texto. Es el juego.

Los profesores, los padres y las últimas investigaciones coinciden en que, para aprender bien y crecer sanos y felices, el aprendizaje social y emocional de los niños también necesita un impulso. Ahí es donde entra el juego. ¿Qué es el aprendizaje social y emocional?

Como es lógico, se trata de cualquier aprendizaje que ayude a los niños a perfeccionar sus habilidades sociales y emocionales. Estas son las habilidades que nos ayudan a manejar los altibajos de la vida cotidiana y a superar los tipos de incertidumbre y ansiedad que todos hemos vivido en la pandemia.

Incluyen trabajar juntos, comunicar pensamientos, compartir ideas, negociar reglas y ver las cosas desde la perspectiva de otra persona. Los niños adquieren muchas de estas habilidades mientras juegan. Hasta para decidir quién va primero en un juego de mesa hay que negociar. Dominar estas habilidades hace que el juego sea más divertido. Les prepara para tener relaciones felices y sanas con sus amigos y su familia. E incluso les ayuda a trabajar con los demás y a aprender de ellos más fácilmente.

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